Todo o casi todo ahora mismo es branding. Como se ha comentado en otros muchos posts, la imagen de marca es (junto con los clientes) uno de los mayores activos de una compañía. Se ha llegado a decir que el valor de una compañía y de su branding, es aquel que tendría si se destruyera por completo y tuviera que volver a empezar. Aquellas corporaciones con una marca bien definida, nos les constaría tanto como a otras, ya que “su marca vende sola”.
Pero no todo se reduce al terreno empresaria. Incluso, y aunque nos neguemos a aceptarlo, todos tenemos un branding personal. Que viene a ser la imagen personal que pretendemos proyectar al exterior ya sea en un ambiente profesional, como en nuestro círculo cercano de amigos o familia. Porque la realidad es que todo proyectamos una imagen al exterior, incluso puede que varias (en el trabajo, en la familia, con los amigos)..
En el ejemplo de nuestro ejemplo “el pequeño Nicolas”, consiguió crear una imagen pública, donde aparentaba algo que no era. Obviamente no estoy animando a esto, sino a todo lo contrario. Que la imagen que construyamos sea sólida, estable y los conocimientos, aptitudes o características respalden a la apariencia. Sin embargo nuestro amigo “Francisco Nicolas”, construyo la casa por el tejado (pero no es el único, ni será el último), que construyó toda la “experiencia del cliente” en un interfaz vació. Es decir, es solo una apariencia, que podía respaldar a excepción de sus retratos fotográficos o de falsificaciones de ciertos documentos.
La imagen personal, al igual que la corporativa, es uno de los principales puntos de contacto que tengamos con el exterior. Con ella daremos una visión a priori de cómo somos, que inspiramos o que pretendemos, y por todo ello es muy importante cuidarla. En el mundo corporativo, existen cantidad de recursos (humanos, económicos y de otras índoles) dedicados a cuidar de estos aspectos. Los logos, oficinas, tarjetas de visita, videos promocionales y otros objetos son los puntos principales de contacto. Y como su eficacia se ha demostrado, se han traspasado al mundo personal. En los últimos tiempos se han creado nuevos roles como personal branding Consultant o coachers que nos aconsejaran sobre cómo conseguir “montar” nuestra marca.
En nuestra marca influyen muchos factores y la unión de mundo real, mundo virtual es importante. La presencia en redes sociales nos dará a conocer fuera de nuestro círculo cercano, pero sino coincide con nuestra imagen real, la que tenemos en vivo y en directo no nos será muy útil. Por eso no se trata de construir una imagen personal inventada o falsa, sino de conseguir reflejar nuestra propia imagen. Y si así lo consideramos, modificarla un poco, pero empezando por el principio (por nosotros mismos). Al igual que hacemos cuando queremos reenfocar nuestra carrera profesional o al acometer cualquier otro cambio personal.
En el caso de Nicolas, por lo que cuentan los medios, la puesta en escena era muy buena, pero fallaba la base. El branding no consiste en engañar dando falsa apariencias, sino en crear de forma real. Pero también es lo que suele pasar cuando intentamos correr más de la cuenta. Cuantas empresas han intentado cambiar la imagen pública que proyectaban, y al hacer más rápido de lo aconsejable han fracasado. La sociedad debe ir asimilando poco a poco esos cambios, al igual que la empresas (y sus empleados) ir conociendo y adoptando esa nueva imagen, esos nuevos valores, filosofía, logo…
¿Es el personal branding un nuevo invento para que algunos puedan vivir de este mercado? Creo que sea algo nuevo como concepto, pero si como filosofía. Lo que sí es nuevo es intentar traspasar las fronteras corporativas para llegar con los mismos conceptos al individuo. No siempre será aplicable o útil, pero ¿te has parado a pensar que imagen ofreces en una entrevista de trabajo o en una reunión con un cliente? ¿Puede ayudarte esa imagen a conseguir lo que quieres?