¿En qué momento una idea, un producto o un movimiento pasa de ser algo minoritario a convertirse en un fenómeno de masas? Responder a esta pregunta sería encontrar la piedra filosofal de la comercialización de bienes y servicios.
Es precisamente esa pregunta la que el libro de Malcolm Gladwell “The tipping point” pretende ayudar a contestar. Los libros de Gladwell son una delicia de leer y éste no lo es menos. Escritor en “The New Yorker”, maneja como nadie el ensayo en el que mezcla conceptos de sociología, economía y marketing. En este volumen, analiza cómo funcionan los desencadenantes, a menudo aparentemente muy pequeños, de auténticos fenómenos de “epidemia social”.
Las tres reglas de las epidemias:
Hay tres reglas que determinan la fortaleza del arranque de una tendencia:
1. La regla del 80/20: Como ya enunciara Pareto, en cualquier fenómeno se cumple una distribución en la que apenas un 20% de los individuos produce el 80% de los resultados. De este modo, no importa tanto la cantidad de personas que participen en esa etapa inicial de esa nueva corriente como que pertenezcan a los tres grupos que Gladwell identifica como los tres tipos de personas cooperadores necesarios para desencadenar una moda.
El “experto” es esa persona que lo sabe absolutamente todo de un asunto. Seguro que conoces a algún fanático de la fotografía al que le consultarías si vas a comprarte una nueva cámara réflex. O seguro que tienes un amigo al que le preguntarías sobre los restaurantes de moda en tu ciudad si tienes una cita importante.
Los “conectores” son aquellas personas hipersociales, que les sueltas en mitad de una fiesta y en cinco minutos han descubierto que tienen amigos comunes con multitud de asistentes. Participan en multitud de comunidades, asociaciones, círculos sociales. Les hablas de un asunto y te dicen aquello de “pues tengo un amigo que…”
Por último los “vendedores” son aquellas personas que serían capaces de vender un helado en mitad del Polo Norte. Piensa por un momento y seguro que te viene a la mente alguien al que le confiarías la venta de tu coche usado.
2. El factor “pegadizo”: Gladwell explica cómo funcionan programas de televisión para niños tremendamente pegadizos como Barrio Sésamo. Aparentemente simples, encierran un guión cuidadosamente elaborado para que su contenido sea memorable. Utilizan recursos como la repetición, la apelación al “ethos, pathos y logos”, la sencillez. Gladwell recoge elementos comunes con “Made to stick”, otro libro que ya comentamos en otro post pasado.
3. El poder del contexto: Algunos de los experimentos más curiosos en sociología demuestran cómo el contexto es crucial para determinar comportamientos. La “Teoría de los Cristales Rotos” demuestra cómo en una ciudad en la que no se vayan arreglando las ventanas que se rompen accidentalmente, el vandalismo hará pronto acto de presencia. Los experimentos de Philip Zimbardo en Stanford en los que unos estudiantes debían comportarse como carceleros de otros ponen de manifiesto la brutalidad que podemos llegar a ejercer cuando formamos parte de una masa.
Gladwell acaba el libro con una serie de casos prácticos tremendamente ilustrativos acerca de por qué la moda de fumar se extiende rápidamente entre los quinceañeros en los institutos o cómo unas zapatillas de otra época pueden pasar rápidamente a estar de rabiosa actualidad.
Si quieres aprender sobre los factores que afectan a las modas a la vez que disfrutas de una entretenida lectura, “The tipping point” es una opción muy recomendable.
Incorporo referencia de Greg Satell (Digital Tonto, un blog muy recomendable) en la que echa por tierra el peso del 80/20 de Malcolm Gladwell en la generación de innovaciones disruptivas:
http://www.digitaltonto.com/2013/how-disruption-happens/
también incorporo la referencia al modelo de Paul Hobcraft acerca de «los tres horizontes de la innovación»:
Alberto, este tema del fenómeno de masas, es lo que actualmente vivimos con el marketing viral (definición según wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Marketing_viral) . Efectivamente, no es nada nuevo en su concepto, pero si en su ejecución. ¿Quien no ha recibido por varios lado un mismo chiste, video o foto por Whatapp, email, …? Un ejemplo muy cercano, fue el famoso video de Kony2012 (http://invisiblechildren.com/kony/)
También dejo un link, sobre un articulo sobre el marketing viral: http://blogs.elconfidencial.com/tecnologia/social-24-7/2013/06/18/mama-quiero-ser-viral-5104
Interesante tu comentario Jaime. Creo que el término «viral» se está poniendo muy de moda y particularmente no me gusta demasiado. Creo que el Marketing es el Marketing, y que una determinada campaña se difunda simulando un «virus» es algo que puede ocurrir e incluso ser deseable, pero no es ni mucho menos predecible. Los clientes llegan a las agencias pidiendo que les hagan «campañas virales» como si eso fuera posible: «me dé cuarto y mitad de vídeo viral».
Lo expresa estupendamente bien Tom Fishburne en su viñeta «Go viral»:
http://tomfishburne.com/2012/03/go-viral.html
También el artículo que incorporas a tu comentario.
Un abrazo
Muy recomendable el post de Kelsey Libert y Kristin Tynski en HBR analizando con la rueda de Plutchik qué emociones son las que generan típicamente las campañas que se convierten en virales:
1. Las emociones positivas favorecen la viralidad pero no son condición necesaria.
2. Curiosidad, sorpresa, interés, incertidumbre,… son las que más fomentan la viralidad.
3. La admiración es una emoción muy frecuente en las campañas virales.
http://blogs.hbr.org/2013/10/research-the-emotions-that-make-marketing-campaigns-go-viral/