¿Quien no ha odio hablar de los ángeles de Victoria Secret? Cada uno de sus desfiles son noticia y levantan un revuelo considerable. Pero lo mas impresionante de todo es la forma de empezar que tuvo la compañía.
Su fundador Roy Ramond, era un ciudadano americano muy tímido y que no se sentía cómodo cuando tenía que ir a comprar lencería para su pareja. Esta fue la chispa que desencadeno un nuevo negocio que genera miles de millones y que cuenta con famosas y exuberantes modelos como estandartes.
La transformación de este negocio tiene que ver con dos factores. El primero es el producto como tal, la ropa interior siempre ha sido algo muy íntimo (totalmente intrínseco a su función) y no considerado como articulo de lujo, sino como básicos del textil del día a día. Por otro lado, y como consecuencia de este segundo punto, los establecimientos donde se venden estos productos, no suelen ser lugares en los que los hombres se sientan cómodos. Puede que sea vergüenza, pudor y cualquier otra circunstancia. Por estos motivos, su fundador, fundó una marca, en la que la experiencia de usuario (masculina) fuera totalmente diferente a lo existente. Se trataba de abrir un establecimiento donde el ambiente fuera amistoso, el cliente masculino se sintiera cómodo y pudiera observar todos los modelos disponible y comprar aquellos que más le gustarán.
Después de unas cuentas vueltas y unos cuantos años después (recordemos que la compañía se funda en 1977), la marca se ha convertido en una de las mas reconocidas a nivel mundial. El producto que ofrecen sigue siendo el mismo (ropa interior femenina y lencería) pero la forma de hacer es diferente.
Las embajadoras de la marca son las mejores modelos a nivel mundial, que lucen palmito en eventos generando expectación entre todo tipo de público. Tanto por el morbo que genera, los modelos como tal y la puesta en escena de la misma. Hay que destacar que alguna que otra polémica también han tenido. Se trata por todo ello de una marca que ha creado una imagen y un concepto diferente. De hecho el espectáculo mediático que se genera alrededor de las embajadoras de la marca es similar a quien será el próximo actor que encarnará al famoso agente secreto británico 007, James Bond. Ser un «ángel de Victoria Secret» es un honor para estas modelos, que subirá su caché.
El uso del marketing de contenido en este caso es diferente. Se trataría, según mi opinión de marketing de «continente» y no de contenidos. La estrategia principal se basa en la imagen que proyectan esta mujeres y los productos que anuncian. Pero además la compañía cuenta con una gran plataforma e-commerce (de venta online), que sustituye los catálogos que inicialmente se empezaron a publicar. Esta herramienta genera gran parte de sus ingresos.
Pero no quiero decir que esta empresa no se centre en su producto. De hecho todos los años saca al mercado lo que llaman el «fantasy bra», cuyo concepto es un producto de lujo creado con piedras preciosas y que solo un «ángel» es elegida para promocionar. Otro punto que demuestra su interese en el producto es el lanzamiento de una marca llamada «PINK» , cuyo publico objetivo es adolescentes y jóvenes universitarias. Con esto consigue cubrir una mayor porción del mercado, enfocando cada marca de una forma diferente, cada una un poco más acuerdo a sus clientes.
La revolución del mercado no tiene siempre que venir de una idea revolucionaria y nunca vista. como hemos podido ver en este ejemplo, un enfoque diferente de un producto clásico puede hacerlo de la misma forma. «Simplemente», aunque no sea sencillo, hay que encontrar un hueco, un nuevo uso o una nueva forma de enfocar el producto,